Los cigarrillos electrónicos y una moda que aumenta cada día mas

09 de junio de 2025Candela FerraroCandela Ferraro

Telefe noticias

WhatsApp Image 2025-06-09 at 13.18.27Todo cambia con el paso del tiempo: cambia la cultura, los hábitos de consumo, las costumbres.

“Toda escoba nueva barre bien”, dice un dicho popular. Pero más que barrer bien, la escoba del siglo XXI barrió con lo viejo y trajo consigo una infinidad de novedades.

Una de ellas es la aparición —y el auge— del cigarrillo electrónico o vap.

Este nuevo tipo de cigarrillo es una boquilla de plástico con una batería de litio recargable y un cartucho que contiene una mezcla líquida, con o sin nicotina y saborizantes artificiales (menta, frutilla, chocolate, mango, etc.). Al inhalar, la batería calienta el líquido, que se transforma en vapor y se inhala, ingresando a los pulmones.

Desde su aparición, los vaps se instalaron con una fuerte estrategia de marketing: “más saludables que el cigarrillo tradicional”, “menos tóxicos”, “una opción para dejar de fumar”. Todo eso suena bien… hasta que los datos contradicen el discurso.

En la práctica, los cigarrillos electrónicos también son nocivos. No solo por su contenido: la nicotina sigue siendo altamente adictiva, y los líquidos saborizados contienen sustancias como propilenglicol y glicerina vegetal, que al ser calentadas pueden liberar compuestos tóxicos.

Además, se registran casos de explosiones de las baterías: en la boca, en los bolsillos, en mochilas. Según el CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.), en 2024 se denunciaron más de 2.300 incidentes relacionados con fallos térmicos en cigarrillos electrónicos, y cuatro personas murieron por lesiones asociadas a estas explosiones.

En Argentina, la venta, importación y publicidad de cigarrillos electrónicos está prohibida desde 2011 por resolución de la ANMAT. Sin embargo, la realidad supera la normativa: hoy es muy fácil conseguirlos, especialmente a través de redes sociales, ferias, plataformas como MercadoLibre, y hasta en kioscos. Se venden en todos los colores, sabores y formas. Hay modelos con luces LED, con diseños personalizados, e incluso ediciones temáticas que apuntan directamente al público joven.

La moda del vapeo no para de crecer entre adolescentes y jóvenes adultos. En el AMBA, proliferan los grupos de “vaperos” que se organizan por WhatsApp o Telegram y se juntan en plazas y parques para compartir no solo los vaps, sino también los cartuchos saborizados, intercambiando opiniones como si se tratara de golosinas o juegos.

La naturalización del vapeo es preocupante. El discurso de “es más sano que fumar” genera una falsa sensación de seguridad. Pero fumar, sea tabaco o vapor, daña la salud. La nicotina no deja de ser una droga. Y cuando el vapor ingresa en los pulmones, también lo hacen sustancias tóxicas.

Hay algo más: cada cigarrillo de tabaco contiene alrededor de 1 mg de nicotina, mientras que un cartucho de vape puede tener entre 3 y 6 mg por mililitro, y algunos dispositivos permiten consumir varios mililitros por día. El daño, entonces, se multiplica sin que el usuario lo perciba.

El vapeo no es inocente. Tampoco inofensivo.

La ignorancia es peligrosa, pero la ignorancia disfrazada de certeza puede ser letal.

Mientras tanto, en Argentina el tema sigue bajo la alfombra. No hay campañas de prevención efectivas, ni registros oficiales de consumo, ni educación pública sobre los riesgos reales del cigarrillo electrónico.

Y la problemática crece.

Últimas noticias
Lo más visto